Page 8 - Revista Virtualidad Educativa edición 2

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Agenda el objetivo 4: Educación de calidad, lo cual refuerza el papel del educador, como eje central en este propósito.
El rol del maestro o profesor definido en pocas palabras es “ser educador profesional”, lo cual encierra una complejidad extrema. Este rol, según se define en la pedagogía cubana, se concreta a través de las tareas básicas de instruir y educar, así como de las funciones docente-metodológica, investigativa y orientadora.
La formación del profesional de la educación en este siglo XXI debe hacer énfasis en un profesional que se distinga como persona, por sus elevadas cualidades morales, donde el amor por la profesión y el ser humano sea eje articulador de sus acciones. También se requiere un educador con una cultura general integral y una preparación profesional que le permita incidir eficazmente en el desarrollo intelectual de sus estudiantes en un mundo cada vez más globalizado, en el cual el vertiginoso auge de los descubrimientos, la acumulación de conocimientos y la diversificada difusión desde las redes sociales, pueden aturdir y hacer perder el rumbo en la apropiación de los saberes esenciales.
Enseñarles a los educandos recursos para aprender a aprender es medular, con el cada vez más imprescindible empleo de la tecnología, para lo cual los docentes requieren también actualización y desarrollo de habilidades. Las competencias didácticas permitirán al profesorado una adecuada organización y desarrollo del proceso de enseñanza – aprendizaje, que se centre en el logro de una actitud comprometida, consciente y reflexiva del educando en la construcción del conocimiento.
A su vez, el magisterio necesita apropiarse de competencias para el desarrollo de la labor educativa, que no implica imponer modos de comportamiento, sino persuadir; es dominar la orientación educativa como proceso y función del docente, para promover los recursos personales de cada uno de sus estudiantes y del grupo.