Page 88 - Revista Virtualidad Educativa
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Introducción
El trabajo comunitario ha alcanzado un importante reconocimiento en el ámbito internacional, a partir del desarrollo de las sociedades y las problemáticas que traen aparejadas por su diversidad. Se trata de buscar alternativas que logren integrar las influencias educativas en estos espacios para favorecer la calidad de vida de las personas al aprovechar las potencialidades endógenas de los territorios.
La comunidad resulta un escenario importante del trabajo social del psicopedagogo, asumiendo que es uno de los contextos, donde se dinamizan los procesos de participación para reafirmar los valores y la identidad. Es necesario interpretar que, en la búsqueda de soluciones al trabajo comunitario de este profesional, está en establecer acciones al nivel de la comunidad, con una incidencia plurifactorial y multidisciplinaria, es decir, con todas las organizaciones políticas y de masas, además de todos los representantes de las instituciones de cada esfera de conocimiento, no sólo para resolver problemas, sino con visión del futuro, que contribuya a elevar la calidad de vida de las personas.
Desde la literatura psicológica, sociológica y pedagógica existen diversas definiciones de comunidad, las mismas se consideran un tema complejo por la diversidad de acepciones y valoraciones al respecto. La autora Fernández (2015) la valora como:
La organización social donde las personas se perciben como una unidad social, comparten un territorio, intereses y necesidades, interactuando entre sí y promoviendo acciones colectivas a favor del crecimiento personal y social, llegando a manifestar sentimientos de pertenencia como expresión de su identidad comunitaria. (p.74)
La investigadora Mafrán (2012) afirma, al abordar la necesidad de la labor educativa en la comunidad, que “el profesor ejerce un papel importante desde su propio accionar cotidiano, en la influencia formativa intencional y que se convierte en un actor importante para la transformación del contexto” (p.26). Se coincide en que el ambiente que genera como personal competente y calificado ha de facilitar la estancia agradable de los comunitarios al provocar en ellos una sensación de bienestar, de participación y de pertenencia a la colectividad. Sin embargo, dicha autora no declara pautas curriculares para la formación y desarrollo eficiente de estos profesionales que desde su formación continua contribuya a dicho desempeño.
Se considera que en trabajo comunitario que realiza el psicopedagogo, como espacio para generar autonomía, bienestar y equilibrio para su gente, deben valorarse las necesidades de orientación del desarrollo humano local que emergen de las comunidades. De ahí la importancia de analizar y atender los diferentes criterios, valoraciones, opiniones y puntos de
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